Como en muchas otras ocasiones, la remontada se produce en cuanto el equipo que va por delante en el marcador da el partido por ganado. En ese momento baja su alerta, se relaja ante un objetivo aparentemente cumplido y da opciones que bien pueden ser aprovechadas por el equipo contrario. El “efecto banquillo” es una de las claves por las que se producen estas remontadas. Mientras que la motivación se multiplica al conectar varias canastas consecutivas y buenas jugadas, la comunicación de la entrenadora se debe volver más directa y eficaz, de manera que el equipo confíe en todas y cada una de sus jugadoras. El efecto que se produce en el banquillo se refleja automáticamente en el campo: “¡podemos lograrlo!”.
Acaba el partido y la remontada no ha sido suficiente para ganar el encuentro pero sí para marchar con una sensación sólo mejorable con la victoria: haber levantado un resultado en contra con la fuerza de las jugadoras del equipo y dirigida por la buena comunicación y gestión del banquillo de la entrenadora.María Martínez.
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